El pasado sábado 20 de julio, Quintanar de la Sierra acogió la 37ª edición del Día del Misionero Burgalés, que se celebró bajo el lema 'Sembrando esperanza, recogiendo vida'
La Delegación Diocesana para las Misiones de la archidiócesis de Burgos organizó el pasado sábado una nueva edición del Día del Misionero Burgalés en Quintanar de la Sierra. Una cita en la que han participado cerca de 200 personas entre misioneros, sus familiares y amigos y simpatizantes de la misión, y que tuvo como lema Sembrando esperanza, recogiendo vida.
La jornada comenzó con una cálida
bienvenida en la plaza del pueblo, donde se ofreció un refrigerio a los
asistentes. El ambiente era festivo, con familias y amigos reencontrándose.
Tras la acogida, el acto se trasladó al salón del Ayuntamiento, donde Antonio
Gil, alcalde de Quintanar, y Sergio López, el párroco, dieron
la bienvenida oficial.
Los testimonios
El momento más emotivo llegó con el
testimonio de la familia del misionero Luis Fernando de Miguel SJ,
jesuita en Cienfuegos, Cuba; de la del hermano marista Teódulo Hernando
Ureta FMS, también misionero en Cienfuegos, Cuba; y del misionero Santiago
María Antón SC, siervo de la Caridad en Porto Alegre, Brasil. Todas ellas
compartieron su experiencia y orgullo por la labor de sus seres queridos. Maite
Domínguez, delegada diocesana para las
Misiones, también dirigió unas palabras a los presentes.
Posteriormente, a través de un vídeo,
los misioneros Luis Fernando y Santiago hicieron llegar su saludo y
compartieron su experiencia. Santiago mostró imágenes impactantes de las
inundaciones en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, lugar al que se
destinarán los donativos recaudados durante esta jornada festiva. Con estos
fondos se busca ayudar a reconstruir las comunidades afectadas y proporcionar
alimentos a las familias necesitadas.
El evento también contó con el
testimonio presencial de dos misioneros: el sacerdote diocesano Tarsicio
Antón Terrazas IEME, natural de Hacinas y con experiencia misionera en
Nicaragua y Cuba, y Mons. Rafael Cob García, que partió a misiones
siendo párroco de Canicosa de la Sierra y desarrolla su labor en Ecuador, donde
es obispo del Vicariato Apostólico de Puyo.
Compartiendo misa y
mesa
Como es tradición, ninguna celebración
está completa sin misa y mesa. El arzobispo de Burgos, Mons. Mario
Iceta Gavicagogeascoa, presidió la celebración de la misa en la que
concelebraron varios misioneros –entre ellos, la Junta Directiva del Instituto
Español de Misiones Extranjeras–. También concelebró Mons. Cob, que este año
celebra 25 años de episcopado. Mons. Iceta le dirigió unas palabras de
felicitación y agradecimiento.
La misa fue animada por el coro de la
parroquia, que aportó armonía y música a la celebración. También participó el
grupo de danzas de Quintanar de la Sierra, que bailó durante el ofertorio y al
finalizar la ceremonia deleitó a los participantes con jotas serranas.
El restaurante Casa Ramón fue el lugar
elegido para compartir mesa, con 150 comensales que disfrutaron de una buena
comida y compañía. La sobremesa fue amenizada por Richi y Ana Candi, del pueblo
de Quintanar de la Sierra, quienes crearon un ambiente festivo invitando a los
presentes a bailar y cantar.
Hacia las 18:30h concluyó la fiesta, con
los participantes encomendándose a María, la primera misionera, deseando un un
buen viaje a todos ellos y agradeciendo al pueblo de Quintanar de la Sierra por
su cálida acogida.
Una jornada para
recordar
El 37º Día del Misionero Burgalés en
Quintanar de la Sierra «fue una jornada emotiva y llena de significado. Sirvió
para homenajear la labor de los misioneros burgaleses, concienciar sobre la
importancia de la solidaridad y recaudar fondos para ayudar a los más
necesitados», explica Maite Domínguez, la delegada para las Misiones de la
archidiócesis.
«Los misioneros y misioneras de Burgos
son un ejemplo de amor y entrega. Como decía santa Teresa de Jesús:
‘No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor’. Y
ese es el corazón de un misionero, lleno de un amor profundo que se traduce en
pequeñas acciones que tocan el corazón de la fe», concluye.