Como Iglesia Católica ecuatoriana, hemos vivido con la
visita del Papa una experiencia histórica que ha dejado huella en el
corazón de los que pudimos escuchar o ver, de cerca o de lejos, en la
televisión o pisando el lugar donde el Papa se encontraba con la multitud.
Una bendición de Dios que escoge y prefiere a los pequeños.
Imborrable quedará en nuestra retina
la imagen de su rostro alegre. Sorprendente la energía vital que manifiesta en
el aguante de un ritmo de encuentros y celebraciones en el mismo día
con un cambio de altitud y temperatura, como el de estar en la
costa de Guayaquil o en la sierra de Quito , que no
parecía posible que un hombre de casi 80 años , resistiera como un joven
de 40.
Su capacidad de comunicación, su
humanidad de acogida, desbordaba por doquier. Su mensaje claro, directo,
sencillo, y comprensible para todos, contundente afrontando los
desafíos y problemáticas de la sociedad actual partiendo de la realidad
concreta e iluminada por el espíritu Santo y la palabra de Dios.
Sus discursos han quedado como
semilla caída en la tierra de nuestros corazones con la esperanza que
dará abundantes frutos que permanezcan.
Las multitudes se desplazaron de
todos los lugares del país, del norte y del sur, del oriente y de la costa. Con
tal de ver, o escuchar al Papa, cientos de Kilómetros, días de grandes
madrugadas, pasar calor y frio por ver pasar al Papa, la gente regresa cansada
pero muy feliz, un sueño cumplido: vimos al Papa y que bonito su mensaje.
Obispos y sacerdotes, religiosas y
seminaristas, pudimos escucharlo en el santuario en el Quinche, educadores y
estudiantes pudieron verle y oírle en la Universidad Católica.
Representantes de la sociedad civil pudieron sentirle cercano
con la problemática de la realidad de nuestro país en el templo de
San Francisco.
El pueblo entero, jóvenes y
adultos, niños y ancianos, formando un familia multitudinaria de más de un millón
de personas en el parque del Bicentenario, el Papa les vio y ellos
recibieron su bendición y su mensaje de vida.
Ahora ¿qué nos toca hacer? sin duda
alguna que cultivar esa semilla sembrada, rumiar y profundizar su mensaje, y
actuar , aplicarlo a nuestra realidades.
Los temas fuertes de que nos
habló, toca los
puntos neurálgicos de la problemática que vivimos. Fueron salvar
la familia como María en las bodas de Caná, con esa esperanza
de que, el vino mejor, esté por venir.
En el parque del Bicentenario resonó el grito urgente y
apremiante como el de aquellos deseos de independencia en Ecuador,
nuestro grito misionero de Pablo :“ ¡ hay de mi sino evangelizo¡ ( I.Cor 9,16)
nos invitó a trabajar en la unidad , la evangelización puede
ser vehículo de unidad de aspiraciones, ilusiones y hasta
de ciertas utopías, el anhelo de unidad supone la dulce
y confortadora alegría de evangelizar. La evangelización no es hacer
proselitismos, eso es caricatura de evangelización, sino evangelizar es,
atraer con nuestro testimonio a los alejados, acercarse aquellos que
se sienten lejos de Dios y en la Iglesia…El señor no fuerza simplemente
toca o golpea suavemente nuestra puerta y espera. Terminaba diciendo: esa
es nuestra revolución, evangelizar, porque nuestra fe siempre es
revolucionaria .y ese es nuestro grito.
La evangelización exige
salir y evangelizar con alegría y con valentía. Todos debemos sentirnos
misioneros a evangelizar.
La educación, profesores y alumnos
interpelados, Dios nos da una misión, cultivar y cuidar la vida ,
hay que salir del aula para buscar nuevas respuestas a los nuevos
desafíos que la sociedad plantea a la humanidad, responder a dos
preguntas ¿para qué estamos y para qué nos necesita esta tierra ? y ¿dónde está
tu hermano ?
La sociedad civil: Nuestra sociedad gana cuando
cada persona, grupo social se siente verdaderamente de casa. En el ámbito
familiar las personas recibieron valores fundamentales, el amor, la
fraternidad, el respeto mutuo que se traducen en valores sociales esenciales:
La Gratuidad, la Solidaridad y la Subsidiaridad. Todos sin exclusión debemos
ser protagonistas imprescindibles en el dialogo social y no son
espectadores.
A la vida consagrada y sacerdotal, de forma espontánea y
cercana, con la mirada en los labios de María que pronuncia” hágase en
mí según tu palabra, y haced lo que Él os diga ejemplo de disculpa de Jesús
recalcará que lo que somos y tenemos es pura gratuidad de Dios, no
caigan en el alzhéimer espiritual, no pierdan la memoria de
donde me sacaron, lo sacaron detrás del rebaño no se olviden de donde los
sacaron, no renieguen de sus raíces. Todos los días renueven el sentimiento de
que todo es gratis, la elección por parte de Dios que ninguno nos merecimos,
no olvidemos la memoria. Solo nos queda decir Gracias Señor por tanto amor.
Mons. RafaelCob