Consuelo, ¡has sido una mujer increíble!
Tu capacidad de escuchar a
los demás, sin juicios, sin prejuicios.
Increíble tu corazón lleno
de bondad, de sabiduría; esa sabiduría que solo las personas humildes como tú
tienen.
Increíble tu consuelo,
siempre confidente, siempre palabras de aliento, siempre la charla suficiente y
necesaria para hacer sentir bien al otro.
Tenías humor, capacidad de
sonreír y hacer reír.
Contigo siempre era un
placer compartir.
¡Cuánto nos has enseñado!
¡Cuánto AMOR nos has
regalado!
Siempre fiel a tus valores,
a tus convicciones. Siempre por y para gracia del Señor. Siempre por y para un
Reino mejor.
Tu saber estar, tu serenidad
en la vida.
Increíble tu aceptación de
lo que el Padre quería para ti. “Estamos en manos del Señor”. Me has repetido
esta frase una y otra vez; no por repetir, no como un mantra, sino con la firme
convicción de que así era.
Gracias por tu VIDA, gracias
por tanto y tanto como nos has dado.
Conocerte ¡ha sido un regalo
de Dios!, ¡ha sido increíble!, y es lo que ahora nos consuela.
Hasta pronto AMIGA, hasta el
Cielo.
Maria Cruz Maria Herrero
Miembro de OCASHA-Burgos