“La violencia está por todos lados, es raro el día en el que las
noticias no dicen que han asesinado a una familia, a alguien que iba por
la calle…”, explica el sacerdote de la OCSHA (Obra de Cooperación
Sacerdotal Hispanoamericana) Matías Gómez, que llegó a San Pedro Sula
hace 18 años. Según explica, en la raíz de la violencia está la pobreza
extrema, la droga, la desestructuración familiar, la extorsión... Es un
caldo de cultivo para las maras y las caravanas de emigrantes. “Lo peor
es que todo queda en la impunidad”.
La semana que viene irá a confesar a una zona extremadamente violenta.
“Cuando uno pasa por esas zonas tiene que encender las luces del coche,
esa es una señal de que la persona que camina es del lugar". Además,
tiene que bajar las ventanillas del coche para que los muchachos que
vigilan las calles puedan reconocerle cuando circula. "Cuando uno pasa
por estos lugares, sabe que se está exponiendo".
El padre Matías no quiere quedarse de brazos cruzados, quiere ser parte
de la solución. Y por eso entrega la vida para anunciar a Cristo. "El
Evangelio aporta esperanza, es la alternativa a todo esto", explica el
misionero. Y por ello, evangeliza en todos los poblados, con bastante
precariedad dada la falta de sacerdotes. Además de toda la labor
pastoral, la diócesis lleva adelante el Hogar San Rafael, creado por un
misionero alemán para acoger a niños abandonados, carne de cañón para
las maras. "Muchos niños viven de pequeños en abandono, tienen que
buscar la vida como pueden. Las maras les ofrecen lo que en su casa no
les han dado, incluso cariño, y la posibilidad de estudiar. Todo esto se
lo van cobrando poco a poco después", explica. Por suerte, gracias al
Hogar hay niños que se están librando. "Llevamos niños en total abandono
y hoy son hombres de bien que están haciendo una vida normal, como
cualquier otra persona."
El misionero murciano reconoce que no es fácil. "Mentiría si dijera que
no tengo miedo", explica. "A veces decimos cosas que a los de alrededor
no les cae bien, pero no por eso voy a dejar de evangelizar". De hecho,
reconoce que tiene en mente a San Óscar Romero, que fue asesinado
mientras celebraba la Misa. "Muchas veces pienso: ¿será este el momento?
Es algo que tengo muy grabado". Sin embargo, no se queda paralizado.
"Si le metes miedo a todo esto no avanzamos, hay que dejar el miedo al
lado y seguir avanzando", explica. "Animaría a todos a que no tengan
miedo de arriesgar la vida por el Evangelio, es lo más grande y hermoso
que podemos hacer". Asimismo, anima a los sacerdotes diocesanos de
España a dar el salto a la misión.
"Arriesgan su vida por el Evangelio"
El sacerdote Matías Gómez encarna el lema de la Jornada de
Hispanoamérica de este domingo, “Arriesgan su vida por el Evangelio”.
Una Jornada organizada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) para
recordar a los sacerdotes, religiosas y religiosos, consagrados y laicos
misioneros en Latinoamérica (el 66,7% de los misioneros españoles están
allí), pero en especial a los pertenecientes a la OCSHA, que este año
cumple su 75 aniversario. La Comisión Episcopal de Misiones y
Cooperación con las Iglesias ha elaborado una
carpeta con información documental
para este Día de Hispanoamérica. Este domingo, las colectas de las
Misas se destinarán a ayudar a los sacerdotes de la OCSHA (el año
pasado, los españoles colaboraron con 59.657,49€).
“Casi 6.000 misioneros españoles están trabajando en Hispanoamérica, y a
veces en situaciones muy complicadas”, explica José María Calderón,
director de Obras Misionales Pontificias, y secretario de la Comisión
para las Misiones y Cooperación con las Iglesias. “Todos ellos gastan y
desgastan su vida por ayudar al prójimo para que se encuentre con
Cristo”, explica. “No te olvides de rezar por ellos, para que el Señor
les ayude”.