Queridos hermanos
misioneros:
Ya ha pasado
un año desde el comienzo de mi servicio episcopal en esta diócesis de Burgos,
en el que he ido conociendo más de cerca la realidad diocesana, de la que los
misioneros formáis parte muy querida. Y ahora, cuando os escribo para enviaros
mi felicitación navideña, siento la emoción de la universalidad de la Iglesia,
porque desde esta Iglesia madre vosotros habéis llegado a los cinco continentes
para anunciar el amor de Dios a la humanidad, la Buena Noticia que acogemos y
contemplamos en el misterio de Belén.
Sois
sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas, miembros e Institutos
seculares, laicos comprometidos con su fe. "Por todo el mundo" dijo
Jesús; y lo habéis cumplido generosamente. A cada uno os deseo la abundancia de
la gracia y de la paz que el Señor derrama en su venida. Que sea una santa y
feliz Navidad en vuestro corazón, con vuestras comunidades, y con todos aquellos
hermanos a quienes os entregáis y servís.
Con esta carta
quiero que os llegue también la felicitación de la iglesia que camina en Burgos
y que está orgullosa de sus misioneros. Toda la diócesis os acompaña, considera
vuestros trabajos apostólicos como expresión de la catolicidad a la que todos
somos llamados, y se alegra de que en cualquier lugar del mundo estéis ofreciendo
el rostro evangélico y evangelizador de la Iglesia.
Os recordamos
con afecto. Damos gracias a Dios por vosotros, por vuestras vidas entregadas al
servicio de la misión ad gentes en
más de sesenta países. Somos la segunda diócesis de España en número de
misioneros. Y vuestro testimonio nos anima a ser también aquí "discípulos
misioneros", como nos hemos propuesto recientemente en el Plan Pastoral
diocesano. Sigamos rezando unos por otros. Yo, como hermano y pastor de esta
vuestra diócesis, os siento cerca y os tengo muy presentes en la oración de cada
día para que el Señor bendiga abundantemente vuestras tareas y proyectos.
Que la Navidad
sea para todos un encuentro profundo con el misterio de Dios, encarnado en
Jesús, el enviado del Padre. Que experimentemos esa "alegría del evangelio
que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús".
Con mi abrazo
fraterno y mi bendición,
+ Fidel Herráez
Arzobispo de Burgos