El Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha realizado visita pastoral a Angola -con motivo del 50 aniversario de su Conferencia Episcopal- y a Santo Tomé. En ella ha querido estar cerca de los jóvenes de Angola en diversos encuentros. Lógicamente el telón de fondo ha sido el reciente Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes.
El Prefecto del Dicasterio misionero recordó que los jóvenes discípulos misioneros son aquellos que toman conciencia de la dimensión misionera de su bautismo. Para ello, es necesario "encontrar a Cristo y dejarse encontrar por Él. Un joven que se deja encontrar por Cristo -dijo el Cardenal- es el que sale de sí mismo, de su egoísmo, de su autosuficiencia, de su autorreferencia... La llamada modernidad ofrece muchas distracciones a los jóvenes y esto ciertamente no les ayuda a escuchar al Maestro ni siquiera a discernir en la vida".
Un joven "en salida", con el Evangelio en las calles y en las periferias, es alguien que va a las periferias geográficas y existenciales, como dice el Santo Padre. Es aquel que emprende una aventura impredecible, es provocado a confrontarse continuamente con lo nuevo, con lo desconcertante…"para exigir siempre respuestas nuevas y demandantes, sin contentarse con soluciones y esquemas prefabricados". Sobre el testimonio de amor, recordando que entre los jóvenes angoleños "hay un buen número que, dando testimonio de amor como voluntarios, están comprometidos en diversas formas de servicio con asociaciones y movimientos eclesiales", el cardenal les exhortó "a participar en estas actividades ofrecidas por diversos grupos, ya que esto enriquece las experiencias individuales". Viviendo y testimoniando el amor, crean una cultura de comunión, de unidad y de reconciliación.
"Un joven para una Iglesia en salida es capaz de distinguir las cosas interesantes de las importantes e indispensables, aunque éstas no les resulten atractivas e interesantes. Queridos jóvenes, sepan establecer prioridades, las prioridades correctas. Esto es generalmente un reto; un reto que podría obligarlos a renunciar a algunas de las cosas que más les gustan, pero que no son las más importantes en la escala de valores", destacó Filoni.
Por último, se refirió a la capacidad de rechazar ciertos elementos culturales y modernos: "Decir no a las divisiones étnicas y tribales que socavan la vida de las comunidades, saber decir no al fetichismo, a la brujería". Por lo tanto, es urgente rechazar este comportamiento contrario al espíritu del Evangelio. De ahí la necesidad de una formación religiosa completa y adecuada. Para ello, los animo a participar en los diversos movimientos apostólicos”, concluyó.