No podemos
dejar pasar esta celebración del misionero ecuatoriano ad gentes A pesar de que
este año estemos en una situación muy distinta de la que otros años teníamos
debido a la pandemia mundial del coronavirus19 que hoy sufrimos.
Un virus tan
pequeño que se hace invisible y sin embargo causa tanta muerte y dolor en todo
el mundo, también este virus ha segado la muerte de hermanos misioneros y
misioneras que cumpliendo su misión de servir a los más pobres se contagiaron,
y dieron la vida por causa del evangelio. Queremos darles nuestro homenaje por
su entrega hasta dar la vida, Oramos por ellos, para que Dios recompense su
amor y les tenga en su gloria.
Pero la
pasión misionera ad gentes no la detiene el virus, más bien la enciende más
para que su testimonio sea luz y ejemplo para todos. La palabra de Dios no está
encadenada ni la detiene el virus, sino que vuela de
continente en continente por la fuerza imparable del evangelio. “Dichosos los
pies del mensajero que por el mundo lleva la paz”
Quisiera en
este mensaje compartir las ideas que el Papa Francisco nos daba como
sugerencias para el camino misionero el día de la Ascensión, en
este día volvimos a escuchar el mandato misionero de Jesús a su Iglesia,
y como aquellos discípulos después de escucharle se vuelven con alegría a
esperar al Espíritu Santo prometido en Jerusalén. Así nosotros llenémonos
del mismo espíritu.
Como dice el
Papa, fue ese milagro de Pentecostés el que cambió sus vidas, su tristeza en
gozo, su debilidad en fortaleza, el que les impulsó a salir para iniciar
el camino ad-gentes de la Iglesia misionera.
Es el
Espíritu Santo, el que hace fecunda la misión y la preserva, sin Él, solo
serían palabras humanas vacías. La salvación no es consecuencia de nuestras
iniciativas o razonamientos sino del encuentro con El, que nos llama, impulsa a
ser testigos de Cristo muerto y resucitado, reconociendo que la Fe es un don de
Dios.
Por ello
sintámonos invitados a ser misioneros ad gentes como los hermanos y hermanas
ecuatorianos que nos precedieron en este camino evangelizador, a quien hoy les
felicitamos y a quienes nuestras parroquias deben apoyar e imitar.
Como ejemplo
de ese salir misionero tenemos a la beata ecuatoriana Mercedes de Jesús Molina,
patrona de los misioneros ecuatorianos ad gentes, ella que salió de su
parroquia y de su casa, para venir a servir en la selva a sus hermanos
indígenas, ejemplo de entrega generosa, que con su ternura y firmeza sembró un
camino de huellas misioneras a seguir.
Hoy también
de diversas comunidades religiosas en Ecuador han salido de su patria para ir a
servir a los más pobres.
¿Qué hacen nuestro
misioneros para trabajar con alegría en esas tierras de misión? llevar con el
evangelio la paz y el amor de una vida en plenitud, que Jesús ha traído para
todos pero que muchos todavía no la conocen.
Por eso, la
tarea evangelizadora que el Papa Francisco nos describe en su encíclica
misionera Evangelium gaudiun, nos enseña a salir con alegría llevando el evangelio,
el mismo Papa nos recordaba el domingo de la Ascensión algunas unas sugerencias
para hacer el camino misionero.
El mensaje
del evangelio debe ser atractivo, que seduce y apasiona a los que
nos escuchen y sobre todo a los que nos ven por nuestro testimonio, podemos
verlo en Sta. Teresa de Calcuta que atraía por su caridad con los más pobres.
La segunda
sugerencia en el camino misionero es la Gratitud y gratuidad,
como nos ha recordado muchas veces el Papa, debemos no olvidar nuestras raíces,
de donde nos sacó el Señor, “Él nos amó primero, por ello ser agradecido
con Dios que nos llamó y eligió. Sólo así puede florecer el milagro de
la gratuidad, el don gratuito de sí. Tampoco el fervor misionero puede
obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un cálculo. Ponerse en
“estado de misión” es un efecto del agradecimiento, es la respuesta de la
gratuidad divina.
La Humildad, es el
camino por donde todos los santos conquistaron su santidad, hay que aprender la
lección del maestro “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”Mt.11,
29. “Nunca se podrá pensar en servir a la misión de la Iglesia con la
arrogancia individual y a través de la ostentación, con la soberbia de quien
desvirtúa también el don de los sacramentos y las palabras más auténticas de la
fe.
Facilitar y
no complicar: este consejo que el Papa, nos demuestra como muchas
veces olvidamos lo esencial y central y nos quedamos en lo secundario, en
las burocracias y formalidades, en vez de facilitar, dificultamos, la
Iglesia no es una aduana, Un corazón misionero reconoce la condición
actual en la que se encuentran las personas reales, con sus límites, sus pecados,
sus debilidades, y se hace «débil con los débiles» (1 Co 9,22). “Salir” en
misión para llegar a las periferias humanas no quiere decir vagar sin dirección
ni sentido, como vendedores impacientes que se quejan de que la gente es muy
ruda y anticuada. Necesitamos facilitar el encuentro con Cristo
Cercanía
en la vida cuotidiana, el triunfo en la vida está hecha de los pequeños
detalles de cada día. La vida ordinaria de todos, la participación en las
necesidades, esperanzas y problemas de todos, es el lugar y la condición en la
que quien ha reconocido el amor de Cristo y ha recibido el don del Espíritu
Santo puede dar razón a quien le pregunte de la fe, de la esperanza y de la
caridad
Predilección
por los pobres y pequeños. “Todo impulso misionero, si está
movido por el Espíritu Santo, manifiesta predilección por los pobres y por los
pequeños, como signo y reflejo de la preferencia que el Señor tiene por ellos.”
Jesús al iniciar su vida pública en el anuncio del Reino lo manifiesta,” he
venido a traer la buena nueva a los pobres”. Sigamos estos consejos
que nos ayudaran a ser misioneros y misioneras conforme al Espíritu de
Pentecostés.
El espíritu
Santo sujeto insustituible de la Misión nos guía y nos impulsa a salir, el amor
de Cristo nos urge a la entrega generosa y el Padre providente nos sostiene en
el camino. Lo nuestro es sembrar Dios da el crecimiento.
Vivamos con
alegría la aventura del evangelio, salgamos como los
apóstoles en Pentecostés y gritemos por las calles la buena noticia Cristo, que
murió por ti, Dios lo resucito, para que tú no mueras, sino vivas la vida
en plenitud. Solo si compartes tu fe en Cristo, los demás podrán conocer el
mensaje de Jesús, y conociéndole amarle y compartirle, hagamos nuestras
comunidades vivas, unidas y misioneras, que contagien el virus del amor
de Cristo para que este mundo cambie y se convierta según el querer de
Dios.
Mons. Rafael Cob