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¡A la cuarta fue la vencida!

Mis saludos cariñosos para todos los amigos de la revista En Familia. Soy Julio Ausín, un burgalés de Ciadoncha que hace muchos años se fue a vivir con los angoleños en África. Lejos queda aquel 1983 cuando un tren expreso «Lusitano» me llevó hasta Lisboa y en seguida las líneas áreas de Portugal «TAP» me llevaron hasta Angola. ¡Cuántos años, cuántas vivencias y cuánto cariño recibido! He vivido guerra, he colaborado en la formación, la administración y la dispensación de ayudas humanitarias. Si fui contento... ahora me encuentro muy feliz. 

Por motivos de salud me vi obligado a venir a España el día 5 de marzo de 2020; el húmero del brazo izquierdo no aguantó una caída cuando trabajaba con los jóvenes de nuestro internado de la Misión de Séndi (Huila-Angola). 

Después de tres operaciones, el hueso seguía sin unirse (¡la edad cuenta!). Un doctor cubano, traumatólogo, me dijo claramente: ¡Vete a tu país, aquí no tenemos ni medios ni material! Me sentí desconsolado. 

Fueron nueve meses, pero gracias a muchos «milagros» estoy nuevamente recuperado y de regreso en Angola. En España he vivido momentos inimaginables, desde el confinamiento por culpa de la COVID-19 hasta esperar con ansiedad la llamada de la clínica donde me iban a operar, que demoró tres meses.

¡A la cuarta va la vencida! Efectivamente, el brazo, después de cuatro cirugías, recuperó la movilidad y fuerza. Gracias al Dr. Galindo y a muchos otros anónimos que colaboraron en esta batalla. 

Agradezco a la revista En Familia las noticias publicadas sobre nuestra Misión de Séndi, la ayuda concedida para el hospital a través del calendario y la animación para que dos grupos de españoles hicieran su experiencia misionera en Angola. Ellos han vuelto muy contentos y nosotros hemos quedados felices. ¡Vuelvan más veces! Gracias, Padre Jesús Campos, gracias familia Pepelolo, «Muito Obligado» querida Carmen, nuestra enfermera y mamá, como la llaman los muchachos del internado. Como misionero del Verbo Divino, deciros que en este momento soy el único español verbita misionando en África. Es una pena, porque hay lugar para muchos y cariño abundante para todos. 

Sigo colaborando como formador en el internado de jóvenes. Enfrentaremos con fuerza la pandemia, que también la tienen, y con optimismo y esperanza veremos que al final del túnel aparecerá la luz verde. 

Agradezco a la Provincia de España y al Secretariado de Misiones toda la ayuda recibida. He sentido el cariño desde el primer momento que llegué a España. Regresé bien rejuvenecido, con brazo y dientes arreglados, y animado para seguir colaborando en la viña del Señor. 

Muchos me han preguntado por qué no me quedo en España; mi respuesta sigue siendo la que me dan los angoleños: «O Irmáo é dos nossos»; en español diríamos: el Hermano Julio es ya un angoleño. 

Un abrazo. Julio Ausín, svd 

 (Artículo, Revista En Familia nº 106)