OMPRESS-CÁDIZ
(3-07-15)
Mons. Víctor de la Peña Pérez ha fallecido este miércoles
1 de julio en la Enfermería del Santuario de Ntra. Sra. de Regla de
Chipiona, Cádiz, a los 82 años de edad, 62 de profesión religiosa,
56 de sacerdocio y 36 en la Misión de Perú, según informan sus
Hermanos de la Orden Franciscana.
Fue un
religioso de grandes valores personales, afable, sonriente y
entregado siempre a su labor, tanto en la enseñanza en el Seminario
de Martos como en su estancia en las Misiones de Perú.
Fray
Víctor nació en Villaldemiro, Burgos, el 14 de septiembre de 1933.
Sus padres, Amancio y Francisca, lo bautizaron en la Parroquia de
Ntra. Sra. del Rosario del pueblo natal y fue confirmado en la misma
Parroquia el 8 de abril de 1943. El 17 de septiembre de 1956 hizo su
profesión solemne en el Santuario de Regla, donde también recibió
las Órdenes Menores, el Diaconado y el presbiterado de manos de
Mons. Antonio Añoveros el 3 de julio de 1959. Le consagró de Obispo
Mons. Mario Tagliaferri, Nuncio Apostólico, el día 3 de julio de
1983, en Requena, Perú.
Realizó
sus primeros estudios en la escuela de su pueblo natal e ingresó en
la Casa que los franciscanos tienen en San Pantaleón, Cantabria, el
1 de septiembre de 1946. En San Pantaleón y en Martos completó los
estudios primarios. Después, en Chipiona, realizó los estudios de
Filosofía y Teología de 1953 a 1959. En Grottaferrata, Roma, hizo la
Licenciatura en Teología y Pedagogía. De 1965 a 1967 se diplomó en
Psicología en el Universidad Central de Madrid. Y en 1971 le dieron
el título de Maestro de la nación peruana en Perú.
Realizó
una gran actividad en la formación y enseñanza. Fue maestro de
Hermanos no clérigos en Chipiona, San Pantaleón y Martos los años
1959-1972. En 1972 se fue a Perú donde desempeñó distintos cargos en
la Enseñanza y la Pastoral, primero en Orellana y, después, en
Requena. Allí fue Superior regular de las misiones del Vicariato
durante 6 años. El 17 de diciembre de 1982 fue nombrado Obispo
Auxiliar de Requena y en mayo de 1986 es nombrado Obispo Titular de
Requena. De 1986 a 1992 fue Presidente de la Comisión episcopal
peruana de Misiones.
En
julio de 2003 se admitió en Roma su renuncia por motivos de salud y
permaneció en Requena hasta marzo de 2004. Desde entonces, residió
con la familia en Tarragona y apoyó a la Parroquia cercana de San
Juan Bautista hasta que, en octubre del 2010, se trasladó a la
enfermería de Chipiona. Hace unos meses la Fundación Cultura y
Misión Francisco de Asís le había publicado el libro titulado “34
años en la Amazonia peruana”. En 2008 los obispos peruanos le
condecoraban con la medalla de Santo Toribio de Mogrovejo por la
trayectoria misionera de toda una vida.
Este
misionero y obispo burgalés, Mons. Victor de la Peña, pasó 34 años
en la Amazonía Peruana, como cuenta en su libro. Desde que llegara a
Orellana, el 28 de diciembre de 1971 cumpliendo su deseo de ser
misionero – “te has salido con la tuya”, le dijo su madre – en la
vida del que fuera durante casi veinte años obispo de Requena se han
sucedido mezclándose los siguientes verbos:
Vayan-enseñen-curen-bauticen. Verbos que, según él mismo, resumían
sus años de misionero.
Mons.
Odorico Sáiz, su antecesor como obispo de Requena, le recomendó que
lograra “movilidad”. Así fue como nació el “palacio episcopal
flotante”. El 14 de octubre de 1986 se matriculaba en la capitanía
de Iquitos, la legendaria motonave Granada, en la que este obispo
franciscano recorrería innumerables veces los ríos, llevando
biblias, lo necesario para los sacramentos, medicinas, azúcar, sal,
café… porque el resto, pescado, yuca, arroz, lo facilitaban las
comunidades que visitaban.
Estos
viajes, narraba el obispo misionero, no sólo promocionaban la fe y
eran una oportunidad para la celebración de los sacramentos, sino
que eran una oportunidad para cuidar a los enfermos, animar a
inscribir en el registro a los hijos que habían nacido para que no
fueran “invisibles”, crear botiquines comunales, llevar ayuda de
Cáritas...