Entrevista a D. Fidel Herráez, Arzobispo de Burgos
Nacido en Ávila el año 1944, monseñor Fidel Herráez Vegas es, desde 2015, arzobispo de Burgos. Antes fue obispo auxiliar de Madrid, y posee un amplio conocimiento de todo lo relativo al ámbito de la enseñanza religiosa. Miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis desde 1996, representa a la provincia eclesiástica de Burgos en la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española.
¿Cómo valora el
proyecto de iniciación misionera para niños “Con Jesús Niño a la misión”?
Me parece extraordinario. Pienso que es un gran trabajo de
reflexión catequética, pedagógica y pastoral, que ayuda a descubrir a los niños
la dimensión misionera. Además, en una sociedad cada vez más compleja, nos
ayuda a unir diferentes actividades y realidades en una misma clave, que estoy
seguro de que contribuirá a conseguir mejor los objetivos. Uno de los problemas
de la pastoral de la Iglesia es precisamente la dispersión: hacemos muchas
cosas, pero a veces no convergen todas en una misma línea, por lo que los
objetivos y los frutos pastorales no son plausibles. Doy la enhorabuena a los
mentores del proyecto y a los que están detrás de él. Es muy deseable que la
implicación de los catequistas y de otros agentes de pastoral acoja esta
iniciativa, que ayude a los niños en su compromiso misionero.
¿Qué acogida espera que
tenga en los colegios y parroquias de su archidiócesis?
Burgos siempre ha sido una diócesis especialmente sensible a
la misión. Aquí se desarrollan las Semanas Misionales, que tienen una larga
historia. También somos una de las diócesis que más misioneros aporta a la
acción misionera de la Iglesia. En las visitas pastorales que realizo por todas
las parroquias me encuentro frecuentemente con personas y conversaciones en que
se habla con mucho cariño de familiares y vecinos que siguen gastando su vida
en la misión. Constituye todo ello un enorme caldo de cultivo que permite
acoger con entusiasmo toda iniciativa misionera. Por eso, estoy seguro de que
los colegios y las parroquias, animados por la Delegación de Misiones, acogerán
y trabajarán esta iniciativa.
¿Por qué es importante
hablar a los niños de la misión?
La infancia es la etapa de la vida en la que vamos
abriéndonos paulatinamente a lo que es el mundo en toda su complejidad y nos
vamos empapando de todo lo que nos rodea. Las experiencias primeras que se
tienen en los años de la niñez tienden a marcar decisivamente la experiencia
vital posterior, también en el campo de la fe. La fe cristiana está llamada a
la misión, por lo que abrirse a la fe e iniciarse en la misma a través del
despertar religioso no puede dejar de contemplar esta dimensión misionera. No
es un tema menor o un mero adorno: los cristianos somos misioneros, “discípulos
misioneros”, como le gusta decir al papa Francisco. Además, los niños buscan
referencias en los mayores, que les ayuden a crecer y orientar sus primeras
decisiones. Precisamente porque son atrevidos, tienen sueños grandes, buscan
gestas importantes. Los misioneros pueden encajar perfectamente con esa necesidad,
y eso les ayudará a integrar en su vida los valores que ellos encarnan y que
son tan necesarios para nuestra sociedad: la generosidad, la entrega, la
donación, el testimonio, el amor universal... También por eso es importante
hablar a los niños de la misión.
¿Qué puede aportar a
los niños de hoy centrarse en Jesús Niño?
La fe no puede ser nunca infantil, ni puede quedar reducida a
cuestiones más o menos sentimentales incapaces de transformar la vida y
llenarla de sentido. No obstante, el misterio de la Encarnación de Jesús es
siempre una fuente de espiritualidad. Tiene la posibilidad de hacernos ver y
palpar la cercanía de Dios. Los niños ciertamente son incapaces de abstraer, o
pueden tener dificultades con la presentación de una imagen etérea de Dios. Sin
embargo, el cristianismo nos da la posibilidad de hablar y acercarnos a un
Niño. Así lo anunciaron los ángeles a los pastores: “Esta es la señal:
encontraréis a un Niño envuelto en pañales”; más tarde aparece en el templo,
con sus padres. También los niños verán en ese Niño a un amigo, como ellos
mismos, y al mismo Dios que viene a su encuentro.
¿Cómo les explicaría el
lema de esta Jornada de 2019, “Con Jesús a Belén. ¡Qué buena noticia!”?
Jesús viene a nosotros y se sirve de mediaciones, a través de
las cuales se hace presente como buena noticia que transforma nuestras vidas y
la marcha del mundo. Asimismo nosotros debemos ir a Belén para conocer a Jesús
y para ver cómo Él nos envía también a nosotros a ser misioneros, a anunciar la
alegría de la fe, la buena noticia del Evangelio. Por último, le pedimos alguna
sugerencia para los niños sobre cómo anunciar esa buena noticia de que Jesús
está ya con nosotros. Un corazón que está lleno de Jesús, que lo vive de alguna
manera como un amigo especial, no necesita recetas para anunciarlo: le surgirán
inmediatamente y sin problemas un montón de formas y maneras. Lo importante,
por tanto, es llenarse de Jesús para que espontáneamente se hable de Jesús. «La
misión no es un tema menor: los cristianos somos misioneros, "discípulos
misioneros"». «Debemos ir a Belén para conocer a Jesús y ver cómo Él nos
envía también a ser misioneros».
Revista Illuminare
Miryam García
- OMP