El verano es tiempo de descanso y relax. Aunque algunos también lo aprovechan para ejercer la caridad, ensanchar su espíritu solidario y echar una mano a quien más lo necesita, incluso fuera de nuestras fronteras. Una noble empresa que desde hace algunos años se está consolidando e incluso ampliando en la Iglesia burgalesa. Al ya más que asentado programa de cooperación al desarrollo UBU-Bangalore, con el que varios universitarios pasan un mes en la India trabajando con los niños de un centro escolar en la ciudad, se han sumado este año otras experiencias de carácter misionero. Algunos de los seminaristas de la diócesis han viajado a distintos países como Perú, Argentina o Ecuador. También la delegación de Misiones junto al programa de Cooperación Internacional de Cáritas Burgos han organizado varias experiencias que han permitido a algunos jóvenes pasar un mes conociendo otras realidades y paliando algunas de las necesidades que allí se han encontrado.
Tal es el caso de María Isabel Martínez, una joven nacida en Villarcayo hace 22 años, aunque desde hace cuatro reside en Madrid, donde se ha graduado en Relaciones Internacionales. Asegura que le encanta conocer otros países y culturas, estudiar idiomas, abrir sus ojos al mundo e intentar poner su granito de arena allí donde haga falta. Siempre había querido ir como voluntaria a ayudar a otros países, así que cuando se enteró de la oportunidad que lanzaba Cáritas no lo dudó ni un momento. Junto al sacerdote Enrique, responsable del grupo; José, seminarista de Soria que estudia Teología en Burgos, y Maite, burgalesa, auxiliar de enfermería y estudiante de Trabajo Social, ha pasado el mes de agosto conociendo diversas realidades en Perú. Los cuatro han colaborado con diversos proyectos en Lima, Chosica y Villa Rica, en el centro del país, en medio de la selva.
A María Isabel le han impresionado «el trabajo y la entrega de los misioneros burgaleses», así como los distintos proyectos en los que Cáritas Burgos colabora con Cáritas de Chosica. «Nuestra principal labor fue aprender, conocer la cultura, el modo de vida, las necesidades… abrir los ojos, porque, aunque hoy en día con Internet, los vídeos y la información que tenemos de todos lados creemos que ya sabemos todo, ir allí no es comparable a un documental; hablar con la gente, ver sus casas, sus negocios…»
Así, ha podido conocer en primera persona las familias que habían perdido sus casas debido a los waycos, las grandes riadas que tuvieron lugar en enero y marzo. También ayudaron a repartir alimentos, útiles para el aseo y ropa en algunas comunidades y colegios, visitaron ancianos y enfermos, dieron catequesis y celebraron la eucaristía y la palabra, realizaron convivencias para jóvenes… «No íbamos con una idea clara de lo que íbamos a hacer, el plan era ayudar en todo lo que pudiésemos y nos pidiesen, cada día surgía algo y había que adaptarse», asegura. «Es cierto que a veces nos sentíamos impotentes y querríamos haber hecho más, pero hay que ser consciente de que en apenas un mes y sin conocer nada ni nadie no se puede ser ambicioso en hacer mucho, hay que amoldarse a su vida y a su ritmo, ya que nosotros nos vamos, pero ellos se quedan allí».
A lo largo de su mes de estancia en Perú, María Isabel asegura haber aprendido muchas cosas; «son tantas que no sabría por dónde empezar». Le han impresionado la acogida y la gratitud de la gente a la que intentaban ayudar, así como las muestras de cariño con las que respondían a su trabajo: A pesar de haber perdido sus casas y sus animales, teniendo que empezar todo de cero, nos daban lo que tenían, carne, fruta, café, flores… Da igual dónde fuésemos, tan solo por ir a visitarlos y pasar un rato con ellos estaban muy agradecidos». Y, entre las cosas que trae de regreso en su mochila, señala «la entrega y trabajo de todos los misioneros, españoles, polacos o peruanos, monjas, curas o laicos; las experiencias de los voluntarios españoles que hemos conocido; las historias de vida de la gente… y ver cómo cada granito de arena es importante». Seguro que el que ella ha depositado allí también lo es…