El domingo, la Iglesia celebra el día del Domund. La diócesis de Burgos es la más generosa de la Región a la hora de financiar sus proyectos y la segunda de España en número de misioneros.
Luis Carlos Rilova es uno de los numerosos misioneros burgaleses que están diseminados por los cinco continentes. Desde 2007 trabaja en Zimabwe «haciendo lo que tengo que hacer, anunciar el evangelio». Sacerdote diocesano natural de Sasamón, siempre ha tenido en mente salir a la misión y ahora desarrolla su tarea en una zona rural del país. Asegura que el misionero «no es especialmente valiente; la valentía se puede demostrar aquí y allí», revela. Pero matiza que sí es necesario «dar el paso, lanzarse, arriesgarse, abandonar miedos» para salir de la propia tierra y crear Iglesia allí donde todavía no existe.
Asegura que en la misión «se pasa un poco de miedo». Ha tenido que hacer en más de una ocasión de ambulancia y ha visto morir a niños y mayores en su propio coche, camino del hospital. En un país que sufrió una dura epidemia de hambruna durante 2008 y donde muchos comen solo cada tres días, «lo que más me cuesta es vivir entre los pobres como un pobre más». Y no porque la pobreza sea una opción que no vaya con él, sino porque «es muy fácil instalarse». «Pero el misionero tiene que ser pobre; sin nada he ido y en esa pobreza tengo que anunciar el evangelio», revela.
Parecida opinión sostiene Pilar Serrano, misionera franciscana de María y natural de Cogollos que marchó a África cuando solo contaba con 27 años. En sus años como misionera, ha desempeñado diferentes tareas en Niger, Togo y Burkina Faso. Ella también ha vivido en sus propias carnes la carencia de alimentos que sufría la población en la que desarrollaba su misión: «Una cosa es ver el hambre en la televisión y otra es vivirlo en tus propias carnes. Se me caía el alma cuando veía a un niño amamantarse de su madre ya fallecida», recuerda.
Ha trabajado en tres de los países más pobres del globo en medio de una Iglesia minoritaria cercada por el radicalismo islámico. Ha llevado a cabo numerosas tareas humanitarias, paliando hambrunas y curando enfermos de sida. A pesar de las dificultades y sus problemas de salud, está deseando regresar a la misión: «En noviembre volveré a Burkina, donde sin nada hay que anunciar el evangelio».
Burgos, generosidad misionera
Son solo dos de los de los 730 misioneros burgaleses que anuncian el evangelio por todo el planeta. De ellos, el 54% son mujeres y el 45% hombres. Están diseminados por los cinco continentes: 520 en América, 22 en Asia, 101 en Europa, 86 en África y uno en Oceanía. Entre los misioneros burgaleses hay 6 obispos; 24 sacerdotes diocesanos; 366 religiosos; 344 religiosas y 20 laicos pertenecientes a siete familias. En este sentido, Burgos sigue estando a la cabeza en número de misioneros del país, solo superada por la diócesis de Pamplona-Tudela.
Además, la diócesis de Burgos puede presumir en ser la más numerosa de Castilla y León no solo en número de misioneros, sino también en generosidad con sus proyectos. En 2016, la diócesis contribuyó a los proyectos misioneros con un total de 356.417€, una cantidad inferior a la del año anterior (518.859€), ya que la recaudación ha disminuido en las parroquias. No obstante, ese descenso se ha visto compensado con algunas herencias importantes y un incremento en los donativos en colegios, residencias de religiosas, iglesias que no son parroquias, particulares… Lo cierto es que Burgos sigue siendo la diócesis castellano leonesa que más aporta al Domund, seguida de Valladolid, con 234.950€.
Bajo el lema «Sé valiente, la misión te espera», este domingo se celebra el día del Domund. En todas las parroquias se hará una colecta especial para ayudar a las misiones. Además, este viernes a las 20:00 horas, tendrá lugar una vigilia de oración por nuestros misioneros en la iglesia de las Agustinas Canónigas, conocidas popularmente como Doroteas.