El 9 de
octubre, me llegaba la noticia por mi hermano Gabi, que acababa de
fallecer José Manuel Madruga, Director Diocesano de Misiones de Burgos,
con el que apenas ni una semana antes, había compartido conmigo la
eucaristía en la parroquia de S. Juan Evangelista, donde ayudaba en el
servicio pastoral de la parroquia. Me cayó la noticia como un jarro de agua
fría, me quede como mudo, sin saber que decir a mi hermano con el que iba a
compartir el trabajo de esa parroquia. Nuestra Diócesis de Burgos, perdió no
solo un gran misionero, sino una reserva de ciencia y experiencia misionera,
con una gran humanidad y visión clara y firme por donde debe ir la
evangelización ad-gentes
José Manuel Madruga: ha sido un sabio de la misión ad gentes,
gran maestro del corazón misionero, austero y desprendido que
quiso modelar la encarnación del evangelio en compañeros y hermanos
de camino por el mundo y en especial por el continente de la
esperanza, América, donde dio parte de su vida misionera ad gentes. Compartió
el dolor por la injusticia del mundo de los pobres y el dolor de su
propio cuerpo por su enfermedad, que estoy seguro ofreció como oblación
por la Misión y los misioneros ad-gentes, probado por la
enfermedad no se rindió ante la adversidad, el Señor lo llamó en
octubre mes de las misiones, lo tomó como espiga madura para
ser sepultada en la tierra y dar abundantes frutos. Misionero fiel
pudo escuchar: “siervo bueno y fiel pasa al banquete de tu Señor".
Nos deja un legado para saber, que la evangelización exige ser una
iglesia en salida, viviendo una comunión fraterna con Iglesias en
implantación, que evangelizar exige optar por los pobres,
denunciando con espíritu profético, las causas de la injusticia que sufren
estos pueblos.
La
evangelización va más allá del kerigma, también es trabajar por el
desarrollo humano desde la caridad cristiana. José Manuel fue un hombre
de fe pisando en la tierra, que desgastó su vida, siendo luz para los
demás desde el silencio de la reflexión callada y la pluma ágil
para escribir por las sendas del espíritu que llega a la cima ,
contemplando y escuchando el vivir de los misioneros de su diócesis y del
Instituto Misionero IEME al que amaba con todo el corazón y dirigió por
muchos años , pensando siempre en la escasez del personal misionero y la
ingente mies que espera aguardando el mensaje de amor y esperanza que Cristo
nos ha dejado. Que la ausencia física hoy de estos grandes amigos de la
Misión, haga presente la nueva pasión por las misiones ad
–gentes por el ejemplo que ellos nos dejan.
Desde
la selva del Ecuador en Puyo, como Vicariato Apostólico de Puyo, nos unimos al
dolor de nuestra Diócesis Burgalesa por la muerte de nuestro director diocesano
de misiones José Manuel Madruga, misionero, amigo y maestro.
Rafael Co
Monseñor
Rafael Cob García