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Hoy nos acercamos a la R.D. del Congo


Conocemos a  María José Zárate Pinto

       Es una misionera burgalesa que en Burgos  en 1962. Pertenece a la Obra Misionera Ekumene.
   
       Tras un trabajo misionero de 23 años en el norte de México, actualmente se encuentra  en la ciudad de Lubumbashi, al sur de la RD del Congo.
   
Ella nos cuenta: 

Desde que era niña me atraía este tema de la misión ad gentes. Se ve que desde muy pronto  el Señor comenzó a actuar en mi vida en este sentido y la idea fue madurando poco a poco dentro de mí  hasta que finalmente se concretó  cuando conocí la Obra Misionera Ekumene, una asociación de laicos misioneros en la que posteriormente me formé y fui enviada a México  cuando apenas tenía 25 años. Ahora, desde hace tres años, vivo en la R.D. del Congo.
   
Mi trabajo en Lubumbashi está centrado en dos áreas:  La promoción de la mujer y la educación infantil.

1-  Por una parte trabajo con un grupo de mujeres que buscan un futuro mejor para ellas y sus familias a través de dos empresas sociales:  una de tejido y otra de costura. Toda la producción de las empresas se pone a la venta en una tienda que desde hace muchos años y gracias a Manos Unidas, gestionan las mismas mujeres en el centro de la ciudad.

     La creación de espacios donde la mujer pueda desarrollar sus habilidades, formarse como persona, crecer integralmente y tener una independencia económica, es una asignatura pendiente en el país. En estas Empresas Sociales,  desde sus comienzos, se ha trabajado en este sentido, procurando que una parte de los beneficios generados en dichas empresas se guarden para asegurar el futuro de las mujeres que trabajan en las empresas (algo inexistente en el país) y que otra parte de los beneficios sirva para crear otras empresas sociales que colaboren al bien común, creando así en las mujeres una conciencia de compartir.

2- Por otra parte, desde que se iniciaron estas empresas femeninas hace ya muchos años,  surgió la necesidad de crear una guardería para cuidar a los niños de las mujeres que trabajaban en las empresas, con la finalidad de que pudieran hacerlo con más eficacia.  Y así nació la Escuela Infantil “Nyumba Yetu”,  una escuela que durante muchos años ha sido solamente preescolar, pero que desde este mes (septiembre 2014) ha comenzado la educación primaria y que en un futuro será también secundaria.

     Y en ésas estamos, construyendo la escuela con mucha ilusión, gracias a la aportación de Manos Unidas y de otras muchas personas.
     De mi experiencia misionera podría contar muchas cosas: las anécdotas y “batallitas”, alegrías y penas, éxitos y fracasos nunca faltan en los misioneros,  pero lo que  sí os quiero decir es que lo mejor de mi historia misionera  ha sido y es toda esa gente que ha pasado por mi vida a lo largo de estos años, que la ha tocado y que me ha ayudado a crecer en el amor.

     Personalmente nunca he visto la misión ad gentes como algo temporal en mi vida.   A veces se tiene la idea de que un misionero laico es alguien que realiza experiencias  de misión durante un tiempo determinado en diferentes países y que después regresa a su tierra fortalecido de esas experiencias  y con multitud de aventuras en el bolsillo para contar a sus nietos.

     Creo que la misión ad gentes es algo más serio. Cuando el Señor llama, llama a la entrega total desde nuestra pobreza (seas laico, religioso, sacerdote, casado, hombre o mujer). Y así quiero que sea mi vida y mi entrega  a la misión, PARA SIEMPRE a pesar de mi  debilidad.
 
       Y si alguno/a  siente que el Señor le llama por este camino,  sólo decirle que no tenga miedo, que un misionero no es ni un mártir ni un héroe, que la vida es para gastarla y que gastarla en el anuncio de la Buena Noticia de Jesús y en la promoción  de los más pobres, vale realmente la pena.