José María Rodríguez, sacerdote de la diócesis de Burgos, trabaja en Tailandia como miembro del IEME. Llegó en 1995 y, salvo dos años de estudios en India y cinco como secretario general del IEME, ha permanecido en la iglesia local de Udon Thani. En esta diócesis del noreste, a orillas del río Mekong, hay unos 16.000 católicos dispersos entre más de cinco millones de habitantes, la inmensa mayoría budistas. En el resto del país la proporción es similar. Nos va a hablar en la entrevista de cómo cristianos y budistas en Tailandia tienen el deber de comprometerse "a favor de los que sufren la injusticia" de la trata de personas o la pena de muerte. Y de cómo muchos tailandeses esperan al papa con su mejor sonrisa.
¿Qué cree usted que busca el Papa con su visita a Tailandia?
Creo que el Papa es bastante predecible; así lo demuestran bastantes de sus viajes y actitudes. La iglesia en Tailandia es minoritaria. Eso claramente atrae al Papa. Él se siente cercano de las minorías y busca que las minorías sientan que son parte importante de la Iglesia. Bueno, también lo fueron para Jesús al acercarse a los más pequeños, al hablarnos de semillas, levaduras y ovejas perdidas… ¡Tal vez la palabra “minoría” no implique el aspecto negativo de la carencia a la espera de alcanzar todo el esplendor de la “mayoría”!
¿Con este nuevo viaje se ratifica, una vez más, que la nueva frontera del catolicismo pasa por Asia?
San Juan Pablo II habló del tercer milenio como el de Asia. Es cierto que este continente está habitado por dos tercios de la población mundial. Pero sobre el aspecto cuantitativo destaca el aporte cualitativo que Asia puede aportar a la Iglesia. Asia es, en verdad, el contexto multirreligioso más asombroso. Sus valores: el amor a la contemplación, la sencillez, la armonía, el desapego, la no violencia, el espíritu de duro trabajo, de disciplina y vida frugal… No son ajenos al evangelio, pero tal vez necesitan el agua del testimonio que Asia ofrece para crecer.
¿Qué frutos espera que se consigan con la visita papal a Tailandia?
Para la pequeña Iglesia tailandesa sueño con una vivencia alegre y sin complejos de los discípulos de Jesús en el que la dimensión testimonial-misionera surge espontáneamente. Que el impulso del Papa, que en este viaje vuelve a salir del centro hacia la periferia, nos lance a abrirnos a nuevas orillas.
Y para la iglesia universal, espero que su mirada a Oriente la enriquezca con los muchos dones que el Espírito ha regalado en las muchas antiguas culturas, religiones y tradiciones de Asia.
¿Cuáles serán los momentos más importantes de la visita al país: el encuentro con el Rey, el encuentro con el Patriarca Supremo budista...?
Para la imagen internacional del país, el encuentro del Papa con el nuevo Rey, con el gobierno, que prolonga el golpe militar de hace unos años con apariencia democrática, serán muy convenientes y apreciados.
El 16 de mayo 2018, el Papa recibió en el Vaticano la visita de una delegación de cincuenta monjes en nombre del Patriarca supremo budista. Es natural que Francisco sea agradecido a ese gesto y de calor a una relación de aprecio mutuo.
¿Y los católicos tailandeses? Están muy ilusionados con la presencia del Papa en “su casa”. Expresión más concreta de ello será la multitudinaria celebración de la misa en el estadio nacional. Se espera la asistencia de unos 55.000. La asistencia desde mis comunidades les exige viajar toda la noche, asistir y volver de nuevo a casa de noche. El esfuerzo lo hacen a gusto y no faltará su mejor sonrisa para regalar.
¿Es posible el diálogo en profundidad y en igualdad con el budismo?
Sí, sí. Los discípulos coherentes de las religiones vivas, no pueden no sentirse atraídos al encuentro, a conocerse, a compartir, a escuchar y hablar. Los seguidores de sucedáneos de religión se aislan, se enquistan en el inmovilismo. La gente que identifica el budismo con la idolatría del nacionalismo, con la exaltación al Rey y tradiciones… dejan poco espacio en sus vidas para el diálogo.
Pero también quiero resaltar un nivel básico de diálogo que es el llamado diálogo de vida; diálogo que ya es parte de la vida diaria y sencilla de la mayoría de los cristianos tailandeses. En mis pueblos veo cómo cristianos y budistas comparten la alegría de un nuevo nacimiento o una boda, el trabajo en las tareas del arroz, el dolor de la enfermedad o de la muerte. Esto es auténtico diálogo y tal vez más exigente que el uso del micrófono o sentarse en una mesa cara a cara. El diálogo de vida compromete el testimonio de la persona entera.
¿Alzará el Papa su voz contra la pena de muerte, contra el capitalismo que mata o contra la trata y la explotación sexual?
Espero que no, al menos expresamente. Me explico. Tailandia acoge no al súper organizador de una Iglesia en “misión de rescate”, sino a un líder y guía espiritual universal, hermano de todos los que trabajan por la paz, por la dignidad de las personas. Somos los cristianos de este contexto en el que vivimos, los que debemos comprometer nuestra vida a favor de los que sufren la injusticia. Para ello, budistas y cristianos, debemos superar la tendencia a la secularización y reavivar nuestros valores más genuinos; porque el dolor del hermano nos urge igualmente.
¿La imagen pública y la credibilidad del catolicismo en Tailandia saldrán reforzadas con la presencia del Papa Francisco?
Espero que así sea. La sola presencia del Papa ya nos alienta a reavivar la dimensión católica de nuestra fe, siempre planta muy débil ante las amenazas de los exclusivismos y particularismos. Francisco es testimonio alegre de un evangelio, que dejando aparte muchas “florituras”, es vivido en sencillez. Su testimonio nos invita a renovar el encuentro personal con Jesucristo y a entusiasmarnos por la misión de ofrecer el evangelio que responde a las necesidades más profundas de las personas.
"Sobre lo cuantitativo destaca el aporte cualitativo que Asia puede aportar a la Iglesia"
"Para la pequeña Iglesia tailandesa sueño con una vivencia alegre y sin complejos de los discípulos de Jesús en el que la dimensión testimonial-misionera surge espontáneamente"
"La asistencia desde mis comunidades al encuentro con Francisco les exige viajar toda la noche, asistir y volver de nuevo a casa de noche. El esfuerzo lo hacen a gusto"
"Para la imagen internacional del país, el encuentro del Papa con el nuevo Rey, con el gobierno, que prolonga el golpe militar de hace unos años con apariencia democrática, serán muy convenientes"
"En mis pueblos veo cómo cristianos y budistas comparten la alegría de un nuevo nacimiento o una boda, el trabajo en las tareas del arroz, el dolor de la enfermedad o de la muerte"