Cuando
estamos celebrando esta semana del Vº aniversario de la Encíclica “Laudato si”
del Papa Francisco, se agolpan a mi cabeza cantidad de ideas, sentimientos y
recuerdos inolvidables como el Sínodo Amazónico fruto de esta encíclica
en el cual tuvimos la gracia de preparar y participar en Roma, quisiera resumir
al leer el valioso documento de la encíclica destacando lo esencial que
el Papa Francisco considera urgente hacer.
Laudato
si, se ha dicho y escrito tanto de lo que ha sido y será para
el mundo y para la Iglesia , que no llegamos a entender como en tan pocos
capítulos se llegue a decir tanta sabiduría , solo son una bella y
sabia introducción y seis capítulos y no llegan a 200 paginas su
contenido , sin embargo toda encíclica rezuma una carga de dolor y
esperanza a la vez, que ha cuestionado a todo el mundo, gobiernos y
científicos, teólogos y pastoralistas, profesores y alumnos , una carta que
cautiva y seduce cada párrafo que uno lee. Y ¿por qué ha cautivado e
interesado a todo el mundo?
Porque ha tocado las fibras no solo del corazón sino de las mentes más
preclaras del mundo de los sabios y de los aprendices. Es que el hilo conductor
de todo su contenido es la vida misma de este planeta, que afecta todo
viviente, y a toda la tierra, el tema central es la urgencia ante la
desintegración y degradación del planeta tierra.
Todos decimos siempre que queremos un mundo mejor, un mundo feliz ¿pero qué
hemos hecho por ello? pareciera que la casa en que vivimos se ha envejecido
tanto, que amenaza desplomarse porque ya no se sostienen sus bases.
Quizá ya algunos curiosos o
estudiosos en la materia de la ecología se habían dado cuenta y otros lo habían
advertido, pero no tenían la fuerza de llegar con su voz a convencernos a todos
que de no poner remedio debemos salir corriendo porque si no nos puede
pillar encima.
Hablaron los Papas anteriores
desde Juan XXIII pasando por Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI de que el
mundo necesitaba un cambio según se veía la perspectiva de los
cambios acelerados en que camina el mundo, de lo contrario las
consecuencias serían dramáticas.
La encíclica Laudato Si como un alerta urgente para un mundo enfermo, habla con
una claridad y pasión que hasta los más ignorantes lo pueden entender.
Empezando por el título escogido Laudato Si, del proclamado patrón de la
Ecología S, Francisco de Asís apasionado de un amor por la naturaleza y
por la fraternidad de los que moramos en ella. Veía que el mundo es
algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con
alabanza (nº12 LS)
Característica importante de esta encíclica es la urgencia con que repite una y otra vez que el desafío más
urgente, es proteger nuestra casa común (la tierra) y en esa preocupación
está en juego la vida de sus habitantes. Por ello la urgencia está más que
justificada para tomar medidas también urgentes si no queremos no solo pagar
las consecuencias que ya las estamos pagando aunque algunos no se enteran o no
quieren enterarse. Sino de una inminente muerte de nuestro planeta que puede
agonizar como herido de muerte sino se le atiende ya.
Durante la vida del hombre, podemos
pasar los años sin darnos cuenta de las raíces de nuestros males, y solo nos
damos cuenta quizá cuando ya no hay remedio para encontrar solución. Como
dicen, “no hay, peor ciego, que el que no quiere ver” ni peor enfermo que el
que niega la enfermedad o no quiere curarse.
Lamentablemente el mundo está lleno de gente indiferente ante situaciones y
avisos que el planeta nos da, de sus heridas profundas, cambio climático, pérdida
de la biodiversidad, deforestación constante y contaminación del
ambiente. El mundo se está deshaciendo. ¿De quién es la culpa? estamos en un
momento para no entretenernos en querer buscar quienes son los buenos y quienes
son los malos. En definitiva, tiene un nombre: El abuso de los humanos que
habitamos en la casa común.
Para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios,
se necesita una solidaridad
universal. Y esta
palabra es la segunda clave, porque afecta a todos los humanos.
El Papa Francisco nos dice que el
problema y la solución es de todos y si no somos conscientes que todos estamos
en la misma barca y juntos debemos salvarnos, sino, nos hundiremos.
Francisco nos dice que con esta
carta que nos escribe, “nos dejemos interpelar en profundidad y dar una base
concreta al itinerario ético y espiritual a seguir… A partir de la
mirada a la realidad llegar a las raíces de la actual situación no mirar solo a
los síntomas sino a las causas más profundas…convencido que todo cambio
necesita motivaciones y un cambio educativo“ (nº15LS)
Hay unos ejes que atraviesan toda encíclica y que resume en 5 puntos
trascendentales.
1.- Contemplar la relación de entre
los pobres y la fragilidad del planeta.
2.-Conviccion de que en el mundo
todo está conectado.
3.- Critica al
nuevo paradigma y a las formas del poder de la tecnología.
4.-Invitación a buscar nuevos
modos de economía y progreso, valorando a las criaturas
5.- Proponiendo nuevo estilo
de vida
Solo nos
queda decir, Francisco, Gracias por esta sabiduría plasmada en este
trascendental encíclica ,por haber tocado nuestro corazón y nuestra
mente, es una bocanada de esperanza , como nos dice, aún estamos a tiempo si
empezamos ya, pero el mejor agradecimiento esta en asumir el reto del
compromiso ,todos somos responsables la ecología integral es la respuesta
, con una conversión que nos lleve a un estilo de vida de cara a un
futuro de esperanza , aprendamos a escuchar y contemplar a la maestra de
la Naturaleza y construyamos juntos la casa común habitable
donde todos sean respetados por lo que son criaturas de Dios. Mucho por hacer, juntos
podemos, es hora de empezar ya, hoy, quizá mañana sea tarde.
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Monseñor Rafael Cob García